jueves, 23 de octubre de 2008

POR LA RUTA DE TAIBILLA


Hay lugares de ensueño, reales e imaginarios, donde confluyen historia, naturaleza y tradición. Taibilla es uno de esos sitios encantados donde los sueños se confunden con la realidad si se tiene el tiempo y la tranquilidad de pasear por sus parajes cuando esta cayendo la tarde y dejamos que el misticismo que se respira en el ambiente nos embriague. Este nombre árabe, que según algunos historiadores se escribe Tayvilla, suena dulce, agradable y grandioso, como sin duda lo fue en otros tiempos.
En la sierra de Taibilla, nace el río del mismo nombre, un poco más abajo se encuentra la fortaleza de Taibilla, unos kilómetros más abajo, el embalse del Taibilla. En Nerpio, la sierra, el río, el castillo y el embalse llevan este nombre, así pues podemos decir que Nerpio está en Taibilla, por que éste vocablo aglutina parte de lo más importante del término municipal. Comenzamos este recorrido, onírico pero real, en la sierra de Taibilla, allí muy cerca del nacimiento del río se encuentra el paraje conocido como la Solana de las Covachas, en estas cuevas se encuentra uno de los conjuntos de arte rupestre más importantes de toda la cornisa Levantina y algunas de sus figuras son únicas. Hay incluso libros dedicados a este enclave rupestre como el de Ana Alonso titulado "El conjunto rupestre de la Solana de las Covachas", publicado por el instituto de estudios Albacetenses. Las pinturas rupestres de Nerpio que se distribuyen en torno al río Taibilla tienen más de cinco mil años y son para los arqueólogos uno de los vestigios prehistóricos más importantes de nuestro país. Los primeros tramos por donde discurre el agua del Taibilla son de gran pendiente; según cuentan, éste no era el trayecto original del río, parece ser que el agua en sus principios bajaba por el barranco hacia Chorretites y el cauce se cambio para regar unas huertas en el Cortijo de la Noguera, después con el paso del tiempo el trayecto actual adquirió unos derechos y ya no se pudo volver a llevar el agua por su cauce natural.
Un poco más abajo se encuentra el Castillo de Taibilla. Por suerte, se han conservado testimonios escritos y vestigios arquitectónicos de Taibilla; situada en un cerro, amurallada y con una imponente fortaleza utilizada hasta las primeras décadas del siglo XVI. Los restos de su mezquita fueron descritos en el curso de una inspección arqueológica realizada en 1604 por el vicario de Yeste, gracias a la cual se conoce su estructura y su reutilizacion como iglesia tras la conquista castellana. Es conocida la leyenda de la existencia de un pasadizo subterráneo que desde la fortaleza llegaba hasta el río para abastecerse de agua en tiempos de guerra.
Hay muchos siglos de historia detrás de sus murallas que deberian restaurarse para que no se deterioren más de lo que ya están.
Es muy interesante el estudio sobre el Castillo de Taibilla realizado por Miguel Rodríguez Llopis, publicado en Cultural Albacete en Junio- Julio de 1995.
El río Taibilla discurre tranquilo cruzando el término municipal de Este a Oeste, el recorrido del Taibilla es especialmente bonito en primavera cuando los árboles que bordean el cauce echan sus primeras hojas y en otoño cuando se cubren de ocres y amarillos formando un paisaje con matices dorados de gran belleza.
Bajan las aguas sorteando el abrupto itinerario para llegar a una vega rica en cultivos de maíz, patatas y hortalizas, desde Los Cortijos Altos, La Hoz, el Plantón del Covacho hasta su llegada a Nerpio donde se une con el arroyo de Acedas en el molino de la María.
En la parte onírica de esta ruta recordamos el rio con aquellas tablas de madera que servían de pequeños puentes para cruzar, con agua fresca y clara donde las truchas se deslizaban con elegancia surcando la corriente. La parte real es el deterioro en algunos tramos del cauce como en el Langosto donde la basura incontrolada a formado un vertedero en las cercanías del río. A propósito de la limpieza de algunos tramos del rio Taibilla y otras zonas de interés ecológico seria conveniente que existiera una concejalía de medio ambiente que luchara por la defensa de la naturaleza dentro del organigrama político del Ayuntamiento Nerpiano.
Un poco más abajo del molino, en el Zarzalar, y dejando ya Nerpio atrás, comienza otro trayecto entre barrancos casi inaccesibles por donde el rio baja a sus anchas, hasta llegar a la vega de Turrilla donde se encuentra el Pantano.
El embalse de Taibilla tiene una de las redes de abastecimiento más importantes de Europa, a pesar de ser un río pequeño las aguas no han disminuido de forma considerable en los últimos cincuenta años. Después de unos años de dura sequía en los que el embalse estuvo bajo mínimos en estos últimos años a recuperado una óptima capacidad.
 Más de cuatrocientas toneladas de reactivos se utilizan para depurar sus aguas que beben en tres provincias.
El área total abastecida supera los diez mil kilómetros cuadrados gracias a una red de canales que bordeando montañas se bifurca en Bullas en dos ramas: una se dirige hacia el este y abastece los núcleos del bajo Segura hasta Alicante; La segunda bordea sierra Espuña y marcha hacia Cartagena para suministrar agua potable a los pueblos del Campo de Cartagena, Lorca y Totana.
Desde la presa de Toma hasta los últimos municipios de Murcia y Alicante el agua recorre mas de quinientos kilómetros a través de canales, sifones y depuradoras por los canales del Taibilla, una obra faraónica construida a mediados de este siglo que transporta el preciado líquido desafiando la dificil orografia de las montañas del Sureste peninsular.

La ruta de Taibilla es un punto de encuentro cuando llega el estío, la gente que conoce estos lugares no duda en volver buscando frescor, tranquilidad, naturaleza, aire puro y en definitiva, calidad de vida.
Por su sosiego, su belleza paisajista, sus aguas y la hospitalidad de sus gentes es uno de esos lugares que quienes lo van conociendo saben apreciarlo, un paraje donde la imaginación puede volar a través de sus valles y montañas.
Taibilla es un enclave, místico, mágico y acogedor, un lugar donde el horizonte dorado en los atardeceres del verano invita a soñar.

La Verdad de Albacete, 30 de Junio de 1.998
Pedro Serrano Gómez