miércoles, 12 de noviembre de 2008

NERPIO EN VERANO



San Juan llega el verano

Con la llegada del verano mucha gente, la que puede, huye de las ciudades y se refugia en la playa o la montaña buscando relajación y tranquilidad que les sosieguen del ajetreo y estrés urbano.
La sierra de Albacete cuenta con unos parajes maravillosos donde pasar unos días en contacto con la naturaleza, en Nerpio podemos encontrar muchas cosas: Agua, tradición, tranquilidad, paisajes, frescor, hospitalidad. . .
El turismo rural empieza a consolidarse como una opción que muchos escogen por sus ventajas en contacto con la naturaleza la paz y la tranquilidad, no solo para el cuerpo, sino también para el alma. Sufrí una decepción el pasado fin de semana cuando en un pequeño reportaje, aparecido en la revista de un diario nacional, sobre la Sierra del Segura, no aparecía el nombre de Nerpio, ni en él articulo, ni en el pequeño mapa representativo de la zona, le ignoraron como si no existiera, quizá no tenga las infraestructuras necesarias para aparecer en ese tipo de guías, pero no se puede pasar por alto uno de los sitios más hermosos de la sierra por el simple echo de no tener un hotel en condiciones, aspecto este ultimo que mas resaltaba dicho reportaje. No me extraña que cuando hablo de mi pueblo, casi nadie lo conozca.
Me recuerda esta anécdota a los viejos mapas donde se podían ver los nombres de pequeñas aldeas de las provincias limítrofes y no figuraba el nombre de Nerpio, en aquellos tiempos alguien escribió irónicamente en el cartel que había a la entrada del termino municipal "Ni Castellanos ni Manchegos", cuando vi el otro día la citada información sobre la Sierra del Segura pense, ni Castellanos ni Manchegos, ni Serranos, ¿qué somos los Nerpianos? .
Lo cierto es que estamos ubicados en una encrucijada de caminos, limitando con Murcia, Jaén y Granada, estamos condicionados por las malas comunicaciones y la lejanía, nuestro acento al hablar se parece mas al "Panocho" y Andaluz que a como se habla en nuestra propia provincia, por estas y otras cuestiones, Nerpio es caso aparte, para lo bueno y para lo malo.
La entrada del verano es un acontecimiento de sensaciones por esto lares, vuelven los recuerdos de los guateques y los amores, los paseos por la carretera, las conversaciones en las terrazas, los hombres de madrugada camino del monte, a la mata, dejando a su paso el olor impregnado en sus ropas a espliego y manisierva.
Con San Juan entra el verano, son innumerables las historias que abundan en Nerpio sobre la madrugada del veinticuatro de Junio, una noche cargada de magia y simbolismo, aun hay gente que espera la llegada de esa noche para rodear las cruces de los nogales con un manojo de centeno para evitar que las nueces tengan gusanos. Era frecuente en esta noche que los mozos del pueblo colgaran en las ventanas y balcones de las muchachas ramos de cerezas y cardos borriqueros para demostrar su amor, los más tarambanas hasta llegaban a colgar del balcón de las que les habían dado calabazas, arados, trillos y hasta algún yunque. También era costumbre en la noche de San Juan cantar bajo la ventana de las jóvenes a quien se pretendía, había objetos, plantas y utensilios cargados de gran simbolismo, en el aspecto negativo; la higuera es un árbol casi demoniaco según la tradición, los espejos durante esa noche mejor no mirarlos por lo que pudiera pasar, algunas cuevas y grutas mejor no frecuentarlas, dicen los mas viejos que en ellas habitan las encantadas. Hay cosas positivas como son el trigo y el olivo, el romero y las cerezas, hay también numerosas especies vegetales que según la sabiduria popular adquieren propiedades benéficas en la madrugada de San Juan. Sobre todo ello hay en Nerpio una rica y variada cultura popular de ritos y leyendas, unas creencias que se acentúan con la llegada del verano y que han sido parte de la vida de unas gentes que viven en contacto con la naturaleza, en el campo y en la huerta.
Son todas estas cosas las que hacen a los pueblos diferentes, para los que somos de pueblo y además estamos orgullosos de serlo, es tan bonito tener un pueblo, decir "Mi pueblo" con ese sentimiento, quizá egoísta de posesión, no es lo mismo la ciudad con las aglomeraciones, él ruido y la sensación de soledad entre tanta gente, en el pueblo uno mira alrededor y parece que todo lo que ve le pertenece o que uno forma parte de todo aquello, del río, del valle, de las montañas, de las cañadas... todo te pertenece, como las leyendas y refranes de nuestras gentes, son nuestros y conviene recordarlos de vez en cuando.
En la mañana de San Juan
Cuaja la almendra y la nuez
y así cuajan los amores
Cuando dos se quieren bien

Pedro Serrano Gómez
La Verdad de Albacete. Martes 24 de junio de 1.997.